BRONCEARSE NO ES NATURAL
Hace algunas semanas en consulta estaba frente a mí un hombre de aproximadamente 50 años con un cáncer de piel en su mejilla,
le pregunté como parte de la historia clínica si pensaba que durante el transcurso de su vida había estado muy expuesto al sol.
– Lo normal, me respondió.
Y ante esa respuesta, que me es común escuchar, tuve que indagar un poco más:
-¿Y qué es lo normal? Pregunté
- Pues lo que uno generalmente recibe de vez en cuando para pegarse una que otra bronceadita, o para coger color, usted me entiende.
Y como sentí que no iba a poder concretar mucho esta respuesta, pasé a la siguiente de mi interés:
-¿Y alguna vez en esas bronceadas, te llegaste a quemar rojo o con ampollas, es decir, te insolaste?
A lo que en tono natural vuelve a repetirme: “pues como le dije doctora, lo normal, lo natural para cualquier ser humano”. Y ahí me di cuenta que el tiempo de la consulta no iba a ser suficiente, como los esfuerzos que hemos hecho como dermatólogos, aun no son suficientes para educar de forma global sobre el cáncer de piel y para impulsar el cambio sobre una serie de conceptos en salud y hábitos de vida que hoy merecen ser implementados en la mayoría de la población.
Para empezar, broncearse no es una conducta natural, pues el ser humano no necesita broncearse para vivir, como si por ejemplo, lo es comer, respirar o dormir. De hecho, la humanidad aprendió a broncearse como una conducta social, que en su momento estaba relacionada con status y poder.
A través de toda la historia de la humanidad, en muchas culturas se ha tratado de modificar el color de la piel. Un ejemplo actual es el maquillaje que hoy usamos. Sin embargo, cuenta la historia, que 2 momentos son cruciales en este tema: el primero cuando en la Revolución Industrial los empleados empiezan a tener jornadas más largas dentro de las fábricas, mientras que anteriormente era mayor el trabajo en el campo. Esto lleva a que las pieles de los trabajadores se aclaren, mientras que los dueños de las empresas tienen más tiempo para disfrutar al aire libre, y por ende a broncearse, este cambio marca entonces una diferencia social y económica; y el segundo, cuando accidentalmente Coco Chanel en unas vacaciones en el mar accidentalmente se insola y días después es fotografiada en uno de sus desfiles. Ella, siendo ícono de belleza, se vuelve un referente que todos quieren imitar, y de ahí millones de personas hasta la fecha, hemos caído en el concepto de que la belleza está ligada a estar bronceado.
Reconozco que al conocer estos hechos me pareció absurdo darme cuenta como algunas cosas pueden influir por tantas generaciones, más cuando hoy hay un conocimiento suficiente sobre la asociación de la exposición solar y el cáncer de piel, sin embargo es claro que esta es una conducta que se ha repetido por décadas y que simplemente se enseña o imita de forma inconsciente, a tal punto que para muchos, como mi paciente, brocearse es “natural”.
Por: María Soledad Aluma Tenorio / Dermatóloga y Cirujana de Mohs (Cancer de Piel)
Aurora Centro Especializado en Cáncer de Piel
Directora Fundación Cáncer de Piel Colombia